Cobrar adecuadamente el diseño suele ser una preocupación recurrente entre los diseñadores recién egresados, no es una práctica sencilla y muchas veces la única forma de aprender a cobrar adecuadamente es mediante la experiencia.
El precio de un proyecto o consultoría de diseño se determina teniendo presente el total de los gastos y la utilidad proyectada o real percibida, una de las dificultades es que muchas veces existe presión de parte del cliente para bajar el precio y por otra parte el que presta el servicio tiende a pensar que el costo de la propuesta es alto y que probablemente alguien más lo haría por menos dinero.
Para evitar esta incertidumbre es necesario conocer el costo justo que incluya una utilidad que haga sentido a largo plazo y tener en claro hasta dónde se puede conceder un descuento sin caer en pérdidas.
De acuerdo a la experiencia, lo mejor es hacer un cálculo de costo por hora para cada proyecto, éste no se debe hacer con un costo fijo ya que puede variar dependiendo del proyecto y de la duración programada del mismo. Por ejemplo, un proyecto complejo puede tener una duración de dos meses con un equipo de 7 personas, mientras que otro no tan complejo puede tener la misma duración y llevarse a cabo con un equipo de 2 personas, por lo que el costo por hora no sería el mismo.
El costo por hora que se debe calcular tiene una gran cantidad de variables que deben ser ponderadas, algunos costos son fijos y otros variables dependiendo del proyecto. Se puede decir que un costo calculado adecuadamente, puede incluir más de 80 conceptos a tomar en cuenta y algunos de estos costos son cubiertos de forma mensual o quincenal y en ocasiones anualmente, pero para efectos prácticos, servirá homologar todos los costos de manera mensual y luego dividirlo entre las 160 horas mensuales (8 horas diarias por 20 días hábiles) y vaciarlos en una hoja de cálculo.
Con el transcurso del tiempo he identificado algunos costos fijos derivados de la operación diaria de oficina: renta, luz, agua, teléfono, internet, página web (dominio y realización), papelería de oficina, software original, equipo de cómputo, impresoras, cámara digital, subscripciones, membresías, mobiliario de oficina, gastos publicitarios, papelería corporativa como tarjetas, catálogos, publicidad impresa y otros; también sueldos de personal fijo como: asistente, contador, administrador, personal de mantenimiento y limpieza.
Puede parecer que todos estos gastos se muestren excesivos o que algunos se pueden ahorrar si en ese momento no se están utilizando, pero es importante que sean considerados para que puedan ser costeados.
Un ejemplo que puede ilustrar la situación es la renta de una oficina, tal vez en este momento no es necesario pagar renta de un espacio por que se trabaja desde casa, pero si este costo no empieza a ser incluido en los proyectos, los ingresos derivados no alcanzarán para salir de casa y lo más probable es que en algún momento sea necesario expandir la operación. También es importante mencionar que lo que se cobra y no es utilizado debe ser ahorrado, para gastos futuros como renovación de equipo, adquisición de software y otros.
Los costos fijos no se deben cargar todos a un solo proyecto, por el contrario, se debe medir la capacidad productiva y repartirlos, es decir, si se tienen varios proyectos y cada uno ocupa una proporción de la capacidad productiva, no se debe cargar a cada uno de los proyectos el 100% de los gastos fijos, si no dividirlo entre el total de los proyectos.
Por su parte, los gastos variables dependen del tipo de proyecto y en la mayoría de los casos son los salarios y otros gastos indirectos, por lo que debemos considerar los sueldos de aquellos que participan directamente en el proyecto, incluyendo al coordinador del mismo. Estos sueldos deben ser por montos reales y competitivos e incluir costos de prestaciones como IMSS e INFONAVIT.
Otros gastos incluyen: viáticos en caso de necesitar traslados, costo de modelos o dummies si se tienen que desarrollar y gastos que se deriven exclusivamente del proyecto, adicionalmente se deben tomar en cuenta los impuestos como ISR e IVA entre otros, estos últimos variarán de acuerdo a los ingresos.
A todos estos gastos mencionados previamente, se le debe agregar el porcentaje de utilidad deseado (para calcular la utilidad no hay una cantidad o un porcentaje estándar de mercado pues dependerá de cuánto valor agregado consideras implícito en el diseño, la operación y planeación). Esta utilidad representa cuánto se “gana” para formar el patrimonio futuro de la empresa y funciona como ahorro y reinversión, así mismo, en el corto y mediano plazo es lo que dará solidez y liquidez durante tiempos adversos y permitirá fondear proyectos más grandes.
Finalmente, uno de los puntos que más influye en el éxito a largo plazo de una firma de diseño es una buena administración y planeación financiera, sin olvidar el talento y la preparación para estar a la altura de cualquier reto.